Estaba sentada en la orilla del mar, viendo como los últimos rayos de sol que quedaban del verano, se escondían, el viento frio corría por mi cara, me sentía sola. ¿Cómo es posible que me pase esto? – me dije llorando como una niña. Yo solía ser la típica persona buena, que entregaba todo, que lo daba todo por amor.
Han pasado casi meses desde que sucedió todo esto y aun no puedo lograr sentirme bien, no puedo ser la misma de antes. No suena bien cuando te das cuenta de que tu primer amor, al que más haz amado, al que le haz entregado todo, tu tiempo, una sonrisa cuando la necesitaba, un abrazo, exactamente todo, te saco la vuelta. Era la primera persona que en verdad amaba y a pesar de eso, era la primera persona que me había hecho sufrir tanto. NO, no suena bien enamorarse y que te hagan daño. Hay veces que la gente puede hacerte tanto daño que ni te das cuenta de que ese daño que te hacen es solo a ti. Ya no sé quién soy, me siento perdida. Recordé en ese momento todas las pesadillas que he vivido desde ese preciso momento en que paso todo, desde que me dejo. Recuerdo el último beso que me dio, el último adiós, la última llamada, todo.
Me pare viendo el mar, y me heche a nadar, mis lágrimas se perdían con él, solo quería que el mar me llevara lejos de donde estaba, quería escapar, no quería vivir, no quería sufrir más. Me consideraba una persona tan buena como para merecer esto. Cuando nadaba sin rumbo solo pensaba en todo el daño que me habían hecho.
Lo último que recuerdo fue haber nadado contra la marea con tanta furia, recuerdo haberme sentido libre por un momento, solo un momento. Ahora estoy en el hospital de nuevo, es mi tercer intento de suicidio. Ya no quiero seguir aca, no quiero vivir más…
Lo último que recuerdo fue haber nadado contra la marea con tanta furia, recuerdo haberme sentido libre por un momento, solo un momento. Ahora estoy en el hospital de nuevo, es mi tercer intento de suicidio. Ya no quiero seguir aca, no quiero vivir más…
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