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martes, 12 de abril de 2011

De la Bulimia y la Anorexia me salvó el amor.

La primera vez que me enfrente cara a cara con esta enfermedad fue cuando practicaba ballet y tenía 17 años, estaba en el salón de baile ensayando cuando de pronto mi padre me saco del brazo con fuerza, y me sentó a comer, era un solo plato con la verdad no recuerdo que cosa, pero si no lo comía no iba a dejar de escuchar los mismos sermones de siempre. Así que nada más me lo embutí y deje que la culpa y la angustia se metieran en mi cabeza.



Con esa culpa y con esa angustia me escabullí 20 minutos después en el baño de mi habitación, me mire en el espejo, me vi gorda. Empecé a desnudarme para verme bien, me observe de perfil, y pude ver como mi piel se hundía trazando mis costillas, una a una, pero no me bastaba, eso que acaba de comer no estaba dentro de lo que mi cuerpo estaba acostumbrado y empecé a sentir nauseas, y entonces de la nada se me ocurrió, deshacerme de eso, así que mire mis dedos y comencé, muchas de mis amigas lo hacían, me lo habían contado y no era tan complicado.

Esa noche vomite hasta sentirme vacía, pero a la vez llena, llena de satisfacción, ignorando que ese era un verdadero problema. A la mañana continúe vomitando, porque al despertar quería estar segura de que todo andaría bien, desayune media naranja, porque el sabor en mi boca era desagradable. Así pase unos meses, demasiados para mi cuerpo,y hasta llegue al punto de vomitar aun cuando no quería hacerlo, aun cuando lograba dormir, el cuerpo me despertaba para vomitar, y de no ser así despertaba ahogándome en mi propio vomito.

Ya tenía 18 años, mis padres ya no vivían conmigo y casi nunca estaba en casa porque me dedicaba a ensayar. Pero ni en ese momento aceptaba tener un problema, hasta que llego alguien más, Tiago, cuando lo conocí hablabamos un poco, luego algo más, dios sabe que habrá visto en mi para irme a buscar tres veces durante una semana hasta que accedí a salir con él, pero me daba vergüenza, de que él fuera a notar mi pequeña manía, si, según yo era pequeña.

Pasaron los meses, fuimos novios, me enamore y como era de esperarse, el se dio cuenta, y no, yo no pretendía escuchar, yo sabía lo que hacía, pero si lo amaba, si lo adoraba, era obvio, que lo amaba más que a mí misma. Y fue él quien me enseño a creer en mí, a quererme y a apreciarme en cada pedazo de mi cuerpo, a buscar ayuda, a admitir que tenía un problema, fue él quien me sostuvo. Fue por el que logre sobrevivir, porque me enseño que el mundo es más grande, más pesado, mas difícil, que una obra de ballet, que necesitas fuerzas para gritar, correr, que necesitas fuerza para amar y quedarte al lado de alguien. 

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