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viernes, 20 de mayo de 2011

Perdidas sin control. Perdidas sin amor.


El verano pasado fui con todas mis amigas a la casa de playa de una tía, nos la prestó por unas semanitas, así que decidimos aprovecharlas al máximo. Ni cortas, ni perezosas empacamos al toque y nos fuimos, ¡esa casa de playa nos prometía minimo un juergón diario!
Un día que estabamos todas en la playa se nos acercó un grupo de patas bien churros y sin que nadie los invitara nos hicieron el habla... y aquel chico de cara traviesa y lindos ojos se presentó solo: "Hola, soy Andrés Balta"  plantándose delante mío el más mojón, pero como era guapo, "no quedó mas que corresponderle el saludo y ser amable". Desde ese día apuntamos números y empezamos a salir todas noches con ellos. Cada una de nosotras salía con uno y por lo general, estaban todas contentas, a excepción de Ali que salía con el rojo que era medio monse, pero a mi si me gustaba Andrés.
Aunque al principio me había parecido un chibolo mandado en verdad era super divertido y lo pasábamos brabazo juntos. Además siempre se portaba super bien conmigo y yo a él también le gustaba también. En realidad nos hicimos todos bien patas y salíamos a lo que en parejas, así que nadie, repito, con excepciones, se aburría.
Cuando regresamos todos a Lima después del verano seguimos saliendo algunos, otros se cansaron de pretender amores de verano y tiraron la toalla. Andrés y yo seguíamos viendonos.
Un día Coco nos invitó a mi y dos de mis amigas, que como yo conservaban sus idílicos amores, a su casa en la Molina. Nos reunimos todas en mi casa de Miraflores y Andrés pasó con Italo a recogernos.
Fuimos todos y cuando llegamos ya estaba todo listo.  Los chicos, siempre tan lindos, habían comprado una pizza y dos Absoluts Raspberry para tomar con jugo bien dulzón. ¡Una noche super linda!
Pero no fue así. Yo me conozco perfectamente cuando tomo, pero esta vez fue muy diferente. Al segundo baso de su fabulosa y Megadulce mezcla empecé a sentir como un adormecimiento raro. Era como que de pronto empecé perder control de mis movimientos y ver cómo los de los demás se movían a mi alrededor mientras yo experimentaba una especie de aletargamiento extraño y aunque sabía que eso no era normal, no tenía idea de lo que sucedía... sin embargo la idea desapareció rápido de mi mente sin que lo notara y me seguí "divirtiendo". Eso ni ca....ndo era absolut con juguito!!
Cuando tuve por segunda vez un pequeño instante de lucidez estaba sola con Andrés en un cuarto extraño y todo estaba revuelto. Él me estaba besando y yo a él, pero sentí que nada de esto estaba caminando bien, así que me paré de en seguida y comencé a buscar a mis amigas para sacarlas lo más pronto posible de esa casa del terror donde nos habían encerrado sabiendo que no había nadie. Empecé a subir y bajar gradas como loca buscando a Valeria y a Alissa que no estaban en ningún lado. Abrí mil puertas y entré a muchos cuartos pero la  casa era enorme y yo siempre tenía la sensación estar andando en círculos. Me sentía debilitada en mis 5 sentidos andado perdida por un horrible laberinto del que no se podía escapar. Por fin encontré a Ali muy mal vomitando en un baño con el brother estúpido encima que se la trataba de chapar. Lo boté por el water y a ella la llevé a la cocina y y cogí a tientas lo primero que encontré para que se pusiera bien. Nos embutimos horrible un tarro de leche gloria a mitas y seguimos a tientas por toda la casa buscando a Vale que no aparecía en ningún lado.
Por fin la encontramos en la peor de las situaciones en una habitación con Coco que trataba horrible de comércela viva. A él lo sacamos a patadas y cargamos con nuestra amiga a cuestas. Salimos corriendo y nos importó nada cuando se activó la alarma, solo queríamos estar fuera. Tampoco nos dio miedo que nos pasara algo afuera. Después de todo, el mayor peligro estaba adentro. Tomamos un taxi x sin importarnos nada, nos largamos a nuestras casas.
Quedé traumatizada por lo que pasé y vi esa noche. Mis amigas y yo nos salvamos de una horrible. Ellas menos mal no recuerdan nada, borraron cinta y yo nunca les conté todos los detalles. Creo que tampoco les gustaría saber. Andrés me pidió perdón después y me juró que él nunca supo nada. Pero yo nunca le creí. Tampoco nunca le perdoné lo que nos hizo. Nos pepió horrible y nos trato como unas cualquieras. Lo que más me dolió fue que me hizo creer que si íbamos en algo bonito ... cuando en realidad yo no le importara para nada.

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